Se sabe que el Estado es responsable de regular y apoyar el desarrollo sostenible se las actividades de explotación de recursos del país. Para el caso de la acuicultura y pesca es el Departamento de Pesca de Honduras el encargado de éstas tareas. Sin embargo, por las limitantes económicas se ha enfocado casi exclusivamente en la gestión del sector industrial que exporta anualmente alrededor de 12 mil toneladas de pescado capturado en el medio silvestre. Estas dos actividades productivas combinadas han estado contribuyendo alrededor del 6% del PIB anual del país. En el caso específico de la pesca artesanal, ésta aparenta ser un pequeño contribuyente de la economía nacional, o al menos eso es lo que los números oficiales nos han estado haciendo creer.
Un estudio reciente dirigido por científicos de la Universidad de Columbia Británica y apoyado por el Centro de Estudios Marinos, fue establecido para reconstruir 60 años de datos de pesca. Según esta investigación, desde finales de la década de 1950 los pescadores artesanales colectivamente han contribuido al PIB tanto como los de mayor escala, y en la última década incluso los han superado en volumen de captura. Ciertamente, no se le ha dado suficiente visibilidad a la contribución de los pescadores artesanales y en consecuencia existe una débil inversión en el desarrollo de este sector.
La razón por la que se ha eclipsado la contribución de los pescadores artesanales a la economía local es comprensible, la tarea es abrumadora y los recursos son escasos. Los pequeños pescadores son muchos y la mayoría trabajan solos. Se estima que más de 20,000 están diseminados a través de numerosas aldeas pequeñas a lo largo de 820 km de costas del Caribe y el Pacífico. Hasta hace poco, las autoridades pesqueras simplemente no tenían las herramientas necesarias para rastrear todas sus capturas individuales.
Hace más de 5 años atrás, el Departamento de Pesca se asoció con el Centro de Estudios Marinos con el objetivo específico de desarrollar un sistema asequible y confiable que les permitiera aumentar sus conocimientos sobre la demografía y la productividad de la pesca en pequeña escala. A partir de aquí, el Registro General de Pescadores (RGP) comenzó como un proyecto piloto enfocado en unas pocas comunidades pesqueras. El RGP consiste en estaciones de registro móviles que permiten el registro, generación y emisión de licencias en tarjetas de plástico.
Anualmente, los pescadores son convocados por las autoridades para registrarse en puntos locales y accesibles. Aquí sus datos básicos son almacenados, luego sincronizados a un servidor remoto, procesados y entregados en tiempo real al Departamento de Pesca a nivel central.
Establecer el sistema como la herramienta oficial ha sido un esfuerzo progresivo. Los avances más importantes han sucedido en los últimos años, cuando el sistema comenzó a expandirse y obtuvo mejoras para brindar números más precisos que describen la dimensión de la pesca artesanal. Antes del RGP, sus registros oficiales, donde rara vez contaban en docenas, ahora se cuentan en miles. A mediados de 2017, el RGP informó sobre 4,000 personas que son principalmente pescadores, pero también incluye comerciantes de pescado, que representan un grupo clave para la maximización de los beneficios de esta actualización tecnológica.